INTIMIDAD
• Pero lo que de pronto sobresaltó a Winston, al pensar luego
en lo que había soñado, fue que la muerte de su madre, ocurrida treinta años
antes, había sido trágica y dolorosa de un modo que ya no era posible. Pensó
que la tragedia pertenecía a los tiempos antiguos y que sólo podía concebirse
en una época en que había aún intimidad —vida privada, amor y amistad— y en que
los miembros de una familia permanecían juntos sin necesidad de tener una razón
especial para ello.
“En esta parte del libro Winston recordaba cuan dolorosa
había sido la muerte de su mamá y hermana; en ese momento él pensó que en
tiempos pasados si existía la intimidad.”
• Tampoco parecía ofenderse, ni inclinado a hacer preguntas
indiscretas al quedar bien claro que Winston deseaba la habitación para un
asunto amoroso. Al contrario, se mantenía siempre a una discreta distancia y
con un aire tan delicado que daba la impresión de haberse hecho invisible en
parte. Decía que la intimidad era una cosa de valor inapreciable. Que todo el
mundo necesitaba un sitio donde poder estar solo de vez en cuando. Y una vez
que lo hubiera logrado, era de elemental cortesía, en cualquier otra persona
que conociera este refugio, no contárselo a nadie.
“Winston buscaba tener un lugar donde no hubiesen
telepantallas y poder estar asolas con julia”
• Winston le contó a Julia la extraña intimidad que había, o
parecía haber, entre él y O'Brien, y del impulso que sentía a veces de salirle
al encuentro a O'Brien y decirle que era enemigo del Partido y pedirle ayuda.
Era muy curioso que a Julia no le pareciera una locura semejante proyecto.
Estaba acostumbrada a juzgar a las gentes por su cara y le parecía natural que
Winston confiase en O'Brien basándose solamente en un destello de sus ojos.
“Winston sentía que
O´Brien compartía su forma de pensar”
• A Winston parecían enfriársele las entrañas. En los Dos
Minutos de Odio, no podía evitar que la oleada emotiva le arrastrase, pero este
infrahumano canturreo «iG—H... G—H ... G—H!» siempre le llenaba de horror. Desde
luego, se unía al coro; esto era obligatorio. Controlar los verdaderos
sentimientos y hacer lo mismo que hicieran los demás era una reacción natural.
Pero durante un par de segundos, sus ojos podían haberío delatado. Y fue
precisamente en esos instantes cuando ocurrió aquello que a él le había
parecido significativo... si es que había ocurrido.
“Los dos minutos de odio, era un tiempo en el cual todos los
integrantes del partido del exterior, sacaban los sentimientos de odio hacia
Goldstein, y se lo gritaban a la telepantalla.”
• ¿Cómo vas a tener un slogan como el de «la libertad es la
esclavitud» cuando el concepto de libertad no exista? Todo el clima del
pensamiento será distinto. En realidad, no habrá pensamiento en el sentido en
que ahora lo entendemos. La ortodoxia significa no pensar, no necesitar el
pensamiento. Nuestra ortodoxia es la inconsciencia.
“El partido del gran hermano solo quiere que todas las
personas piensen igual que ellos”
• ¿No ves que la finalidad de la neolengua es limitar el
alcance del pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente? Al final,
acabamos haciendo imposible todo crimen del pensamiento. En efecto, ¿cómo puede
haber crimental si cada concepto se expresa claramente con una sola palabra,
una palabra cuyo significado esté decidido rigurosamente y con todos sus
significados secundados eliminados y olvidados para siempre? Y en la onceava
edición nos acercamos a ese ideal, pero su perfeccionamiento continuará mucho
después de que tú y yo hayamos muerto.
“El partido del socialismo inglés (ingsoc) quería limitar el
lenguaje e imposibilitar otras formas de pensamiento, por eso crearon el
neolenguage”
• En parte, esto se debe a que en el pasado ningún Estado
tenía el poder necesario para someter a todos sus ciudadanos a una vigilancia
constante. Sin embargo, el invento de la imprenta facilitó mucho el manejo de
la opinión pública, y el cine y la radio contribuyeron en gran escala a
acentuar este proceso. Con el desarrollo de la televisión y el adelanto técnico
que hizo posible recibir y transmitir simultáneamente en el mismo aparato,
terminó la vida privada. Todos los ciudadanos, o por lo menos todos aquellos
ciudadanos que poseían la suficiente importancia para que mereciese la pena
vigilarlos, podían ser tenidos durante las veinticuatro horas del día bajo la
constante observación de la policía y rodeados sin cesar por la propaganda
oficial, mientras que se les cortaba toda comunicación con el mundo exterior.
“El partido tenia control de todos los medios de
comunicación, en ellos solo se veía lo que el gran hermano quería que supieran
y vieran”
• Esta falsificación diaria del pasado, realizada por el
Ministerio de la Verdad, es tan imprescindible para la estabilidad del régimen
como la represión y el espionaje efectuados por el Ministerio del Amor.
“El partido todo lo quería tener bajo control, y una de las
formas de hacerlo era diciendo las cosas en los medios como ellos querían que
fuesen”
PRIVILEGIO
• Cualquier persona de menos de cuarenta y cinco años es
perfectamente capaz de tocarse así los dedos de los pies. No todos nosotros
tenemos el privilegio de luchar en el frente, pero por lo menos podemos
mantenemos en forma. ¡Recordad a nuestros muchachos en el frente malabar! ¡Y a
los marineros de las fortalezas flotantes! Pensad en las penalidades que han de
soportar. Ahora, probad otra vez. Eso está mejor, camaradas, mucho mejor
—añadió en tono estimulante dirigiéndose a Winston, el cual, con un violento esfuerzo,
había logrado tocarse los dedos de los pies sin doblar las rodillas.
“Winston se disponía a hacer la rutina de ejercicios y una
forma que utilizaba la señora de la telepantalla era diciéndole que no todos
tenían el privilegio de luchar, pero por lo menos si el de ponerse en forma.”
• Al pasar O'Brien frente a la telepantalla, pareció
acordarse de algo. Se detuvo, volvióse y giró una llave que había en la pared.
Se oyó un chasquido. La voz se había callado de golpe. Julia lanzó una pequeña
exclamación, un apagado grito de sorpresa. En medio de su pánico, a Winston le
causó aquello una impresión tan fuerte que no pudo evitar estas palabras: —
¿Puedes cerrarlo? —Sí —dijo O'Brien—, podemos cerrarlos. Tenemos ese
privilegio.
“Solo los del partido podían dejar de escuchar las
telepantallas, pero solo hasta 30 minutos porque si no, empezaban a sospechar”
• El hombrecillo se sentó a sus anchas, pero sin abandonar el
aire servil. Parecía un lacayo al que le han concedido el privilegio de
sentarse con sus amos. Winston lo miraba con el rabillo del ojo. Le admiraba
que aquel hombre se pasara la vida representando un papel y que le pareciera
peligroso prescindir de su fingida personalidad aunque fuera por unos momentos.
“Con permiso de O´Brian su sirviente podía sentarse a la mesa
con ellos, porque él tenía conocimiento de todo lo que estaba pasando”
• La riqueza y los privilegios se defienden más fácilmente
cuando se poseen conjuntamente. La llamada «abolición de la propiedad privada»,
que ocurrió a mediados de este siglo, quería decir que la propiedad iba a
concentrarse en un número mucho menor de manos que anteriormente, pero con esta
diferencia: que los nuevos dueños constituirían un grupo en vez de una masa de
individuos. Individualmente, ningún miembro del Partido posee nada, excepto
insignificantes objetos de uso personal. Colectivamente, el Partido es el dueño
de todo lo que hay en Oceanía, porque lo controla todo y dispone de los
productos como mejor se le antoja.
“los privilegios solo los tienen los que tienen el poder y
las riquezas”
• En los años cruciales, el hecho de que el Partido no fuera
un cuerpo hereditario contribuyó muchísimo a neutralizar la oposición. El
socialista de la vieja escuela, acostumbrado a luchar contra algo que se
llamaba «privilegios de clase», daba por cierto que todo lo que no es
hereditario no puede ser permanente. No comprendía que la continuidad de una
oligarquía no necesita ser física ni se paraba a pensar que las aristocracias
hereditarias han sido siempre de corta vida, mientras que organizaciones
basadas en la adopción han durado centenares y miles de años.
“El socialismos quería
anular el concepto de privilegios de clase”
INDIVIDUO
• Las detenciones ocurrían invariablemente por la noche. Se
despertaba uno sobresaltado porque una mano le sacudía a uno el hombro, una
linterna le enfocaba los ojos y un círculo de sombríos rostros aparecía en
torno al lecho. En la mayoría de los casos no había proceso alguno ni se daba
cuenta oficialmente de la detención. La gente desaparecía sencillamente y
siempre durante la noche. El nombre del individuo en cuestión desaparecía de
los registros, se borraba de todas partes toda referencia a lo que hubiera
hecho y su paso por la vida quedaba totalmente anulado como si jamás hubiera
existido. Para esto se empleaba la palabra vaporizado.
“El individuo, es el ser humano; sin ninguna explicación se
desaparecían y dejaban de existir esas personas, o mejor dicho era como si
nunca hubiesen existido”
• Sacó de su bolsillo una moneda de veinticinco centavos.
También en ella, en letras pequeñas, pero muy claras, aparecían las mismas
frases y, en el reverso de la moneda, la cabeza del Gran Hermano. Los ojos de
éste le perseguían a uno hasta desde las monedas. Sí, en las monedas, en los
sellos de correo, en pancartas, en las envolturas de los paquetes de los
cigarrillos, en las portadas de los libros, en todas partes. Siempre los ojos
que os contemplaban y la voz que os envolvía. Despiertos o dormidos, trabajando
o comiendo, en casa o en la calle, en el baño o en la cama, no había escape.
Nada era del individuo a no ser unos cuantos centímetros cúbicos dentro de su
cráneo.
“Nada pertenecía a las
personas, todo era del gran hermano”
• Sabía que en la cabina vecina a la suya la mujercilla del
cabello arenoso trabajaba en descubrir y borrar en los números atrasados de la
Prensa los nombres de las personas vaporizadas, las cuales se consideraba que
nunca habían existido. Ella estaba especialmente capacitada para este trabajo,
ya que su propio marido había sido vaporizado dos años antes. Y pocas cabinas
más allá, un individuo suave, soñador e ineficaz, llamado Ampleforth, con
orejas muy peludas y un talento sorprendente para rimar y medir los versos,
estaba encargado de producir los textos definitivos de poemas que se habían
hecho ideológicamente ofensivos, pero que, por una u otra razón, continuaban en
las antologías.
“Pocas cabinas más allá de la de ella, había una persona
suave, soñadora e ineficaz”
• Pero no siempre se podía presumir que un individuo hubiera
muerto por el hecho de haber desaparecido. A veces los soltaban y los dejaban
en libertad durante uno o dos años antes de ser ejecutados. De vez en cuando,
algún individuo a quien se creía muerto desde hacía mucho tiempo, reaparecía
como un fantasma en algún proceso sensacional donde comprometía a centenares de
otras personas con sus testimonios antes de desaparecer, esta vez para siempre.
“No siempre se podía sospechar que la muerte de una persona
por el hecho de haber desaparecido”
• Parsons lo digería con toda facilidad, con la estupidez de
un animal. El individuo de las gafas con reflejos, en la otra mesa, lo aceptaba
fanática y apasionadamente con un furioso deseo de descubrir, denunciar y
vaporizar a todo aquel que insinuase que la semana pasada la ración fue de
treinta gramos. Syme también se lo había tragado aunque el proceso que seguía
para ello era algo más complicado, un proceso de doblepensar.
“Este personaje quería descubrir a todo aquel que tan solo
insinuase que la ración de chocolate era de 30gr.”
MEMORIA
• Trató de exprimirse de la memoria algún recuerdo infantil
que le dijera si Londres había sido siempre así. ¿Hubo siempre estas vistas de
decrépitas casas decimonónicas, con los costados revestidos de madera, las
ventanas tapadas con cartón, los techos remendados con planchas de cinc
acanalado y trozos sueltos de tapias de antiguos jardines? ¿Y los lugares
bombardeados, cuyos restos de yeso y cemento revoloteaban pulverizados en el
aire, y el césped amontonado, y los lugares donde las bombas habían abierto
claros de mayor extensión y habían surgido en ellos sórdidas colonias de chozas
de madera que parecían gallineros? Pero era inútil, no podía recordar: nada le
quedaba de su infancia excepto una serie de cuadros brillantemente iluminados y
sin fondo, que en su mayoría le resultaban ininteligibles.
“Winston intentaba traer a su mente recuerdos de su infancia,
que muchas veces por el pasar del tiempo eran efímeros en su mente.”
• Winston dejó de
escribir, en parte debido a que le daban calambres. No sabía por qué había
soltado esta sarta de incongruencias. Pero lo curioso era que mientras lo hacía
se le había aclarado otra faceta de su memoria hasta el punto de que ya se
creía en condiciones de escribir lo que realmente había querido poner en su
libro. Ahora se daba cuenta de que si había querido venir a casa a empezar su
diario precisamente hoy era a causa de este otro incidente.
“Winston quería abrir su mente al diario, y contar todo lo
que sentía y no podía expresar”
• El sol había seguido su curso y las mil ventanas del
Ministerio de la Verdad, en las que ya no reverberaba la luz, parecían los
tétricos huecos de una fortaleza. Winston sintió angustia ante aquella masa
piramidal. Era demasiado fuerte para ser asaltada. Ni siquiera un millar de
bombascohete podrían abatirla. Volvió a preguntarse para quién escribía el
Diario, para el pasado, para el futuro, para una época imaginaria? Frente a él
no veía la muerte, sino algo peor— el aniquilamiento absoluto. El Diario
quedaría reducido a cenizas y a él lo vaporizarían. Sólo la Policía del
Pensamiento leería lo que él hubiera escrito antes de hacer que esas líneas
desaparecieran incluso de la memoria. ¿Cómo iba usted a apelar a la posteridad
cuando ni una sola huella suya, ni siquiera una palabra garrapateada en un
papel iba a sobrevivir físicamente?
“Todo lo que Winston pensaba y escribía en su diario, si la
policía del pensamiento lo descubría, no solamente desaparecería su diario sino
a el también”
• Winston sabía muy bien que, hacia sólo cuatro años, Oceanía
había estado en guerra contra Asia Orienta] y aliada con Eurasia. Pero aquello
era sólo un conocimiento furtivo que él tenía porque su memoria «fallaba»
mucho, es decir, no estaba lo suficientemente controlada. Oficialmente, nunca
se había producido un cambio en las alianzas. Oceanía estaba en guerra con
Eurasia; por tanto, Oceanía siempre había luchado contra Eurasia. El enemigo
circunstancial representaba siempre el absoluto mal, y de ahí resultaba que era
totalmente imposible cualquier acuerdo pasado o futuro con él.
“Winston no recordaba muy bien algunos hechos.”
• Todo lo que ahora era verdad, había sido verdad eternamente
y lo seguiría siendo. Era muy sencillo. Lo único que se necesitaba era una
interminable serie de victorias que cada persona debía lograr sobre su propia
memoria. A esto le llamaban «control de la realidad». Pero en neolengua había
una palabra especial para ello: doblepensar.
“Todo lo que era verdad pero que al partido no le convenía
que supieran, ellos lo convertirían en una verdad a su favor, la cual todos
creerían “
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